Este proceso tiene un ritmo que es personal, por ende único. La conciencia del cuerpo-mente como unidad orgánica se va ampliando, se va expandiendo y se van explorando nuevos territorios. Estos territorios no experimentados u olvidados han sido bloqueados por los traumas vividos, por las creencias que llevan a ciertas experiencias… Es nuestra historia. Incluso, aunque vayamos tomando conciencia de lo que acontece y comencemos a ver las cosas con más claridad y a identificar con más precisión, volvemos rápido al refugio, es decir, a la configuración conocida. Quizás por eso nos sintamos más seguros en ese estar. ¿Te has percatado de esta conducta?, ¿Te has percatado cuando tu mente/tu cuerpo empujados y arrastrados por la energía del hábito te impulsan a…?, ¿Qué haces cuando lo identificas ? Pero, en la medida que estemos dispuestos a sentir y reconocer los bloqueos, las tensiones, los condicionamientos, las creencias… por los cuales nos hemos movido hasta ahora, nos vamos adentrando y acercando o otro estar. Hay más, el espacio es más amplio, siempre podemos  quedarnos en ese estar familiar, y aventurarnos a reconocernos y reconquistar el espacio que habitamos, puede ser un desafío. Pero la conquista merece la pena.   

Como dice Thérèse Bertherat, creadora del método pedagógico de la Antigimnasia®, “estos vaivenes nos van a recordar una y otra vez cualidades como la humildad, la compasión…”

Desde mi posición podría acompañarte en tu camino de reencuentro con ese espacio más amplio en tu cuerpo. Ahí donde existe un abanico sorprendente de posibilidades.